Ao longe, as luzes da cidade rica aparecem fracas, vêem-se mal, como as galáxias distantes nos filmes de ficção científica. A música, demasiado alta, é medíocre. O fim da tarde torna-se doce depois desta experiência violenta, inútil, estúpida. A miséria é a mais estúpida e violenta de todas as crueldades.
31.8.08
30.8.08
As fugas perpétuas
"«Nunca volveré a enamorarme», le confesó en su momento a José Palacios, el único ser humano con quien se permitió jamás esa clase de confidencias. «Es como tener dos almas al mismo tiempo». Manuela se impuso con una determinación incontenible y sin los estorbos de la dignidade, pero quanto más tratava de someterlo más ansioso parecía el general por libertarse de sus cadenas. Fue un amor de fugas perpetuas. En Quito, después de las primeras dos semanas de desafueros, él tuvo que viajar a Guayaquil para entrevistarse con el general José de San Martín, libertador del Río de la Plata, y ella se quedó preguntándose que clase de amante era aquel que dejaba la mesa servida en mitad de la cena. Él había prometido escribirle todos los días, de todas partes, para jurarle con el corazón en carne viva que la amaba mas que a nadie jamás en este mundo. Le escribió, en efecto, y a veces de su puño y letra, pero no mandó las cartas. Mientras tanto se consolaba en un idilio múltiple con las cinco mujeres indivisibles del matriarcado de Garaycoa, sin que él mismo supiera jamás a ciencia certa cuál hubiera escogido entre la abuela de cinquenta y seis años, la hija de treinta y ocho, o las tres nietas en la flor de la edad. Terminada la misión en Guayaquil escapó de ellas todas con promesas de amor eterno y pronto regreso, y volvió a Quito a sumergirse en las arenas movedizas de Manuela Sáenz."
...
"Desde su regreso de Quito, Manuela había decidido abandonar al esposo, a quíen describía como un inglés insípido que amaba sin placer, conversaba sin gracia, caminaba despacio, saludava con reverencias, se sentava y se levantava con cautela y no se reía ni de sus proprios chistes.
...
No solo fue [el general] sin Manuela, sino que antes de irse le planteó como uno asunto de estado la convenienca de la separación definitiva. «Yo veo que nada puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor», le escribió. «En el futuro tu estarás sola, aunque al lado de tu marido, y yo estaré solo en el medio del mundo. Sólo la gloria de habermos vencido será nuestro consuelo.» Antes de tres meses recibió una carta en la que Manuela le anunciaba que se iba a Londres con el esposo. La noticia le sorprendió en la cama ajena de Francisca Zubiaga de Gamarra, una brava mujer de armas, esposa de un mariscal que más tarde sería presidente de la república. El general no se esperó al segundo amor de la noche para escribirle a Manuela une respuesta inmediata que más bien parecia una orden de guerra: «Diga usted la verdade y no se vaya a ninguna parte.» Y subrayó con su mano la frase finale: «Yo la quiero resueltamente». Ella obedeció encantada.
Gabriel García Marquéz, El general en su laberinto, Ed. Debolsillo, Buenos Aires, 2005.
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"Desde su regreso de Quito, Manuela había decidido abandonar al esposo, a quíen describía como un inglés insípido que amaba sin placer, conversaba sin gracia, caminaba despacio, saludava con reverencias, se sentava y se levantava con cautela y no se reía ni de sus proprios chistes.
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No solo fue [el general] sin Manuela, sino que antes de irse le planteó como uno asunto de estado la convenienca de la separación definitiva. «Yo veo que nada puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor», le escribió. «En el futuro tu estarás sola, aunque al lado de tu marido, y yo estaré solo en el medio del mundo. Sólo la gloria de habermos vencido será nuestro consuelo.» Antes de tres meses recibió una carta en la que Manuela le anunciaba que se iba a Londres con el esposo. La noticia le sorprendió en la cama ajena de Francisca Zubiaga de Gamarra, una brava mujer de armas, esposa de un mariscal que más tarde sería presidente de la república. El general no se esperó al segundo amor de la noche para escribirle a Manuela une respuesta inmediata que más bien parecia una orden de guerra: «Diga usted la verdade y no se vaya a ninguna parte.» Y subrayó con su mano la frase finale: «Yo la quiero resueltamente». Ella obedeció encantada.
Gabriel García Marquéz, El general en su laberinto, Ed. Debolsillo, Buenos Aires, 2005.
O outro lado do mar
"Era una noche de vastos silencios, como en los estuarios colosales de los Llanos, cuya resonancia permitía escuchar conversaciones íntimas a varias leguas de distancia. Cristóbal Colon había vivido un instante como ése, y había escrito en su diario: «Toda la noche sentí pasar las aves.» Pues la tierra estaba próxima al cabo de sesenta y nueve días de navegación. También el general las sintió. Empezaron a pasar como a las ocho, mientras Carreño dormía, y una hora después había tantas sobre su cabeza, que el viento de las alas era más fuerte que el viento. Poco después empezaron a pasar por debajo de los champanes unos peces inmensos extraviados entre las estrellas del fondo, y se sintieron las primeras ráfagas de la podredumbre del nordeste. No era necesario verla para reconocer la potencia inexorable que infundía en los corazones aquella rara sensación de libertad. «¡Dios de los pobres!», suspiró el general. «Estamos llegando.» Y así era. Pues ahí estaba el mar, y del otro lado del mar estaba el mundo."
Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, ed. Debolsillo, Buenos Aires, 2005.
Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, ed. Debolsillo, Buenos Aires, 2005.
29.8.08
Guias
Nunca viajei com guias (com excepção, obviamente, dos náuticos, com informações técnicas sobre as entradas de portos, etc.): parecem-me a antítese mesmo do espírito da viagem. Quem viaja com um guia prescinde do direito de errar e daquele outro que lhe está associado, o da descoberta; e, pior ainda, entrega-se a uma subjectividade que desconhece.
28.8.08
O que verdadeiramente interessa
Li esta notícia hoje e fiquei fascinado: aqui está uma notícia verdadeiramente importante, daquelas o-mundo-está-a-mudar-e-isto-é-um-sinal-precursor-prestem-todos-atenção.
"Uma Thurman fotografada a nadar nua em lago italiano
A actriz Uma Thurman e o seu noivo, o milionário Arpad Busson, foram fotografados pelos paparazzi quando nadavam nus num lago em Itália.
O casal, que anunciou o seu noivado em Julho, foi apanhado num banho nocturno horas depois de um jantar com o actor Liam Neeson e a sua mulher, Natasha Richardson."
Só lamento é que uma notícia sobre fotografias não tenha fotografias.
"Uma Thurman fotografada a nadar nua em lago italiano
A actriz Uma Thurman e o seu noivo, o milionário Arpad Busson, foram fotografados pelos paparazzi quando nadavam nus num lago em Itália.
O casal, que anunciou o seu noivado em Julho, foi apanhado num banho nocturno horas depois de um jantar com o actor Liam Neeson e a sua mulher, Natasha Richardson."
Só lamento é que uma notícia sobre fotografias não tenha fotografias.
Segurança
A próxima vez que alguém me fizer uma observação sobre a segurança no Brasil farei, prometo, um sorriso embaraçado.
A primeira vez
A primeira caipirinha, como muitas outras coisas, nunca é a melhor; e como nas outras coisas, a razão é prosaica, vulgar, simples, linear: o bom barman só chega às 7.
O quotidiano milagre
Chegou a hora do quotidiano milagre do pôr-do-sol. Vénus aparece, incendeia o céu por cima de Itaparica e tudo o resto fica na sombra. Os joggers da tarde esfalfam-se sem olhar para as cinco milhas de água cada vez mais escura que nos separam da ilha, em frente; as caipirinhas começam a aparecer em cima das mesas; os miúdos voltam das escolas acompanhados por mães cuja única vontade parece ser fazerem muitos mais ali, agora; o crepúsculo é rápido, quotidiano, mágico. E Vénus preside, sozinha, todas as noites. Só quando o milagre terminar se fará acompanhar.
(Original aqui, como sempre).
(Original aqui, como sempre).
Caipirinha
Uma caipirinha - pouco doce, sff. O dia foi bom de mais para poder dispensar um bocadinho de amargura no fim.
Ironia
A ironia é a única forma possível de discurso: não dar-a-crer o que se diz, porque não se suporta o que se vê.
Lugares comuns
É um lugar comum, eu sei; mas quanto mais comuns são os lugares, e quanto mais lugares nos são comuns mais o mundo nos parece pequeno.
Salvador III
Quando aponto as semelhanças que vejo entre Portugal e o Brasil (entre muitas outras: o primado do discurso sobre a acção, a preponderância "dos interesses" sobre o interesse geral, a dificuldade de se implementarem reformas que todos sabem ser necessárias, a dependência do Estado, a lentidão - aqui, felizmente, só do Estado; o sector privado reage bem e depressa) ficam desiludidos: as pessoas vêem Portugal como um país "europeu", e não, como na realidade é, uma excrecência africana na Europa (ou enfim, uma quase-África).
Será que em S. Paulo as pessoas ainda se lembram de Portugal, e divagam? Penso que não, mas nunca lá fui.
Será que em S. Paulo as pessoas ainda se lembram de Portugal, e divagam? Penso que não, mas nunca lá fui.
26.8.08
Salvador
Uma pessoa explicava-me hoje que foi visitar Lagos (no Algarve) porque "foi lá que tudo começou". Perante o meu olhar interrogativo, esclareceu: "o Brasil, quero dizer".
N. diz-me vezes de mais "sou feliz" para que acredite nele. Porém, tem tudo para o ser, como sói dizer-se: um negócio que funciona, uma mulher linda, um filho (diz ele) inteligentíssimo. De certa maneira compreendo-o: se estivesse no lugar dele, seria feliz? Não sei. Não sei se se é bourlingueur porque se é infeliz, ou vice-versa; não sei se Salvador é a cidade ideal para um bourlingueur; não sei sei se há uma cidade ideal.
Salvador tem 3,500,000 de habitantes (mais ou menos. Ninguém sabe, na realidade). Desses, 70% vivem em favelas (ou mais. Ninguém sabe). Ou seja: em Salvador, há cerca de um milhão e pouco de pessoas a viver em casas "normais", provavelmente, e dois milhões e qualquer coisa a viver em bairros infectos.Em Salvador, a incerteza começa nas coisas mais básicas.
De onde vem, esta obsessão que alguns povos têm por si próprios? No Brasil, como em Portugal, não há conversa que ao fim de cinco minutos não descambe para o "o Brasil", "o povo brasileiro", ou - pior de todas - "a mentalidade brasileira". O tema aparece em todas as conversas, seja com quem for, e é fatigante, estéril, inútil.
O serviço é péssimo, em geral. E quando não é péssimo, é pior ainda.
Normalmente apanho o autocarro do aeroporto para a cidade. Hoje vejo no jornal que essa linha é frequentemente alvo de ataques. Acho que não vou mudar para o táxi: a diferença de preço não compensa a ausência de medo (ou inconsciência, para quem prefira), a pouca frequência das viagens, um ratio de probabilidades que me é bastante favorável; nem a chegada à praia de Itapuã, depois de um horrível trajecto numa rua cheia de lojas indescritíveis; nem o longo trajecto pela costa até à Barra.
Numa hora de Salvador vejo mais mulheres do que numa semana de Rabat.
O que mais me fascina nas mulheres brasileiras é a sensualidade. Não são particularmente bonitas, nem tão bem feitas como a propaganda o desejaria; mas até a mais gorda e desdentada das mulheres consegue ser sensual. Este país vive do e para o sexo, e é o sexo que o explica.
Maragogipe é uma pequena cidade nos recônditos da Baía de Todos os Santos que já foi bastante próspera, devido ao tabaco. Hoje é uma coisa pobre, arruinada, desinteressante no meio de um cenário fabuloso. A capacidade que alguns povos têm de aproveitar o seu potencial e o explorarem e com ele enriquecerem é muito menos fascinante que a capacidade que outros têm de não o fazer.
O texto original está publicado aqui.
N. diz-me vezes de mais "sou feliz" para que acredite nele. Porém, tem tudo para o ser, como sói dizer-se: um negócio que funciona, uma mulher linda, um filho (diz ele) inteligentíssimo. De certa maneira compreendo-o: se estivesse no lugar dele, seria feliz? Não sei. Não sei se se é bourlingueur porque se é infeliz, ou vice-versa; não sei se Salvador é a cidade ideal para um bourlingueur; não sei sei se há uma cidade ideal.
Salvador tem 3,500,000 de habitantes (mais ou menos. Ninguém sabe, na realidade). Desses, 70% vivem em favelas (ou mais. Ninguém sabe). Ou seja: em Salvador, há cerca de um milhão e pouco de pessoas a viver em casas "normais", provavelmente, e dois milhões e qualquer coisa a viver em bairros infectos.Em Salvador, a incerteza começa nas coisas mais básicas.
De onde vem, esta obsessão que alguns povos têm por si próprios? No Brasil, como em Portugal, não há conversa que ao fim de cinco minutos não descambe para o "o Brasil", "o povo brasileiro", ou - pior de todas - "a mentalidade brasileira". O tema aparece em todas as conversas, seja com quem for, e é fatigante, estéril, inútil.
O serviço é péssimo, em geral. E quando não é péssimo, é pior ainda.
Normalmente apanho o autocarro do aeroporto para a cidade. Hoje vejo no jornal que essa linha é frequentemente alvo de ataques. Acho que não vou mudar para o táxi: a diferença de preço não compensa a ausência de medo (ou inconsciência, para quem prefira), a pouca frequência das viagens, um ratio de probabilidades que me é bastante favorável; nem a chegada à praia de Itapuã, depois de um horrível trajecto numa rua cheia de lojas indescritíveis; nem o longo trajecto pela costa até à Barra.
Numa hora de Salvador vejo mais mulheres do que numa semana de Rabat.
O que mais me fascina nas mulheres brasileiras é a sensualidade. Não são particularmente bonitas, nem tão bem feitas como a propaganda o desejaria; mas até a mais gorda e desdentada das mulheres consegue ser sensual. Este país vive do e para o sexo, e é o sexo que o explica.
Maragogipe é uma pequena cidade nos recônditos da Baía de Todos os Santos que já foi bastante próspera, devido ao tabaco. Hoje é uma coisa pobre, arruinada, desinteressante no meio de um cenário fabuloso. A capacidade que alguns povos têm de aproveitar o seu potencial e o explorarem e com ele enriquecerem é muito menos fascinante que a capacidade que outros têm de não o fazer.
O texto original está publicado aqui.
25.8.08
Civis
"Mais uma vez as forças internacionais erraram o alvo e atingiram civis". Gostaria de ver uma notícia sobre ataques de terroristas com um lead equivalente: "mais uma vez a Al Qaeda / Hisbollah / Jamal al Islam / whatever acertou no alvo e matou x civis".
Diferenças
"Somos demasiado diferentes" é a pior desculpa que já vi para explicar uma relação que não funciona. Cada vez que olho em torno de mim, vejo que as semelhanças são muito mais difíceis de gerir.
O gosto e o seu fundamento
Não gosto de Saramago, porque é comunista. Devoro cada frase de Garcia Márquez porque é um escritor sublime.
21.8.08
19.8.08
Solipsismo
A vida dos outros - o que fazem, quem amam ou como, onde foram, vão ou estão para ir, o que dizem ou deles dizem que dizem - é-me tão indiferente que chega a ser doloroso.
18.8.08
"O tempo passou"
Uma das muitas coisas que as mulheres têm muito melhor do que nós, homens, é a capacidade de cortar definitivamente com o tempo. "O tempo passou" - como se o tempo fosse uma salsicha que se corta, se põe numa frigideira e ooops, desapareceu como a perna de borrego do conto do Roal Dahl.
O tempo não se corta, não se parte aos bocados, não vai ao forno; aquilo que em vós amámos continua, hoje e sempre. Nós amamos o tempo e as virtudes do tempo, o que nele se pereniza e torna suportável.
O tempo não se corta, não se parte aos bocados, não vai ao forno; aquilo que em vós amámos continua, hoje e sempre. Nós amamos o tempo e as virtudes do tempo, o que nele se pereniza e torna suportável.
17.8.08
Combates II
"O tiroteio registado esta madrugada no bairro da Quinta da Fonte, em Loures, causou um morto e cinco feridos" - não se lhes poderia dar lições de tiro, também?
Combates
O combate era desigual: uma tigreza que sabia arranjar as garras face a um troglodita distraído.
Borges
Há melhores, muito melhores companhias para a cama do que as obras completas de Borges. Às vezes, pelo menos.
Caçador
Fica na rua da Oliveira ao Carmo, logo ao princípio, do lado das Escadinhas do Duque. O dono parece um urso, mas em careca e ligeiramente menos delicado (inicialmente; depois modifica-se e torna-se bastante amável).
O peixe é excelente, a carne aceitável, e o branco da casa bebível (não é, infelizmente, o caso do tinto). Até fim de Agosto está aberto aos domingos, o que é uma mais-valia.
O peixe é excelente, a carne aceitável, e o branco da casa bebível (não é, infelizmente, o caso do tinto). Até fim de Agosto está aberto aos domingos, o que é uma mais-valia.
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Matrioschka
Ela não tinha bem uma personalidade; tinha várias, imbricadas como matrioschkas mas desordenadas, assíncronas, caóticas, como se por ali tivesse passado um tsunami de física quântica, como se o Carlos Castañeda lhe tivesse dado peyotl a fumar desde miúda, como se uma explosão atómica tivesse fundido cada uma das peças por que era constituída, deformando-as por completo mas só por dentro e permitindo às maiores caber dentro das mais pequenas, por exemplo.
Era uma teaser, allumeuse, provocadora. Quando a conheci já havia muito tinha esquecido como resistir às tentações do género, e divertia-me a espicaçá-la - jogo pelo qual me deixava por vezes, forçoso é reconhecer, levar.
A verdade é que gostava dela, do seu sorriso desarmante, da facilidade com que passava de uma personalidade para outra, da impossibilidade de a classificar, da incerteza em que ela, até ao fim, me manteve: terá percebido que era um jogo? Ainda hoje, tantos anos depois, não sei.
Gostava das fotografias que fazia, atrás das quais reconhecia uma sensibilidade exarcebada (e, confesso, me faziam perguntar-me se atrás dessa sensibilidade haveria uma sensualidade igual); tinha com as formas a preocupação que eu tinha com a luz, quando me dava ao trabalho de fotografar. Vi-a duas ou três vezes, nas margens do Tejo, onde, dizia-me, ficava a olhar para o tempo até ele se materializar e ficar sólido e começar a derreter como um gelado do Santini, em gotas espessas de natas verdadeiras, pré-BMI.
Falei-lhe na luz, na luz da Nova Iorque do Leonard Cohen que cai nos cabelos da Suzanne como mel (por vezes, parecia-me que ela se sentia injustiçada por não ser a Suzanne), no mar, e na minha falta de paciência; falei-lhe de tudo e mais alguma coisa mas não sei, não sei de todo, se ela ouvia o que eu lhe dizia. Espero que não.
Era uma teaser, allumeuse, provocadora. Quando a conheci já havia muito tinha esquecido como resistir às tentações do género, e divertia-me a espicaçá-la - jogo pelo qual me deixava por vezes, forçoso é reconhecer, levar.
A verdade é que gostava dela, do seu sorriso desarmante, da facilidade com que passava de uma personalidade para outra, da impossibilidade de a classificar, da incerteza em que ela, até ao fim, me manteve: terá percebido que era um jogo? Ainda hoje, tantos anos depois, não sei.
Gostava das fotografias que fazia, atrás das quais reconhecia uma sensibilidade exarcebada (e, confesso, me faziam perguntar-me se atrás dessa sensibilidade haveria uma sensualidade igual); tinha com as formas a preocupação que eu tinha com a luz, quando me dava ao trabalho de fotografar. Vi-a duas ou três vezes, nas margens do Tejo, onde, dizia-me, ficava a olhar para o tempo até ele se materializar e ficar sólido e começar a derreter como um gelado do Santini, em gotas espessas de natas verdadeiras, pré-BMI.
Falei-lhe na luz, na luz da Nova Iorque do Leonard Cohen que cai nos cabelos da Suzanne como mel (por vezes, parecia-me que ela se sentia injustiçada por não ser a Suzanne), no mar, e na minha falta de paciência; falei-lhe de tudo e mais alguma coisa mas não sei, não sei de todo, se ela ouvia o que eu lhe dizia. Espero que não.
16.8.08
Marquês meta-rima
Desço o Parque Eduardo VII a olhar para o Marquês que olha para o rio, e para a cidade que construíu.
Fragmento possível
"Je me dors de moi. Je rêve et te rêve. Graduellement le vide arrive. ... Mercredi je repars: il n'aura été plus long que le rêve d'une fin de dimanche fraîche et belle dans le Tage, au bord du sommeil, au bord du temps".
11.8.08
10.8.08
Fragmentos possíveis
Sim, eu sei: é tarde, e tu estás em Nantes com o teu filho. Fugiste de uma tempestade, dizes-me, e esperas pela próxima. Aprecias a calma, o tempo, os gestos lentos impostos pelo bebé. Não te conheço, não sei de que tempestades falas - só conheço as minhas, que me enchem a vida e as noites, os dias e os futuros. Não gosto de escrever sem saber a quem, disse-te recentemente, numa dessas noites mortais de silêncio em que entre nós pouco mais passa do que o desejo, exarcebado pela distância, e a sede. "Apetece-me um grande whisky com muito gelo", disseste-me; e eu fui preparar um, que agora bebo enquanto oiço Frank Zappa rir-se de ti, de mim e da paz a que tanto aspiramos, como se nos conhecêssemos.
Já fui algumas vezes a Nantes, há muito tempo, de passagem: um avião para Marselha, o comboio para Genève, uma boleia para qualquer sítio. Pouco importa: é aí que estás, a fugir das tempestades, do desejo e do silêncio. Espero que estejas, ou fiques, bem. E que a próxima tempestade não chegue nunca - quando nos reencontrarmos gostaria de rever o sorriso doce e irónico que tantas vezes te vi em La Rochelle, o sorriso atrás do qual tentaste, generosamente, falar-me da paz - e com o qual só me falaste da vida.
Já fui algumas vezes a Nantes, há muito tempo, de passagem: um avião para Marselha, o comboio para Genève, uma boleia para qualquer sítio. Pouco importa: é aí que estás, a fugir das tempestades, do desejo e do silêncio. Espero que estejas, ou fiques, bem. E que a próxima tempestade não chegue nunca - quando nos reencontrarmos gostaria de rever o sorriso doce e irónico que tantas vezes te vi em La Rochelle, o sorriso atrás do qual tentaste, generosamente, falar-me da paz - e com o qual só me falaste da vida.
Verdadeiras pérolas da sabedoria quotidiana
a) O Gin Tónico está para as misturas alcoólicas como a água está para as bebidas.
b) O melhor G&T de Lisboa (na minha subjectiva mas, lamentável é reconhecê-lo, experimentada opinião) é o do café Malaca, um restaurante cujo único defeito é ter sido descoberto por tudo o que a cidade conta de betinhos e aparentados.
c) A melhor mesa do café Malaca é a número 0 (zero).
b) O melhor G&T de Lisboa (na minha subjectiva mas, lamentável é reconhecê-lo, experimentada opinião) é o do café Malaca, um restaurante cujo único defeito é ter sido descoberto por tudo o que a cidade conta de betinhos e aparentados.
c) A melhor mesa do café Malaca é a número 0 (zero).
Certezas
"Seule certitude la brume", dizia Beckett, o único não-marinheiro que sabe do que fala, quando fala de nevoeiro. Ou de certezas, for that matter. Só conheço a incerteza, é a única coisa que posso partilhar. Ou apreciar, vá saber-se.
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